Mujeres de Túnez que resisten al islamismo, activistas israelíes que trabajan con las palestinas por la paz, el diálogo regional se revela fructífero
Hay muchas luchas, pero un solo feminismo, que no es una ‘etiqueta’, sino un potente instrumento de cambio, que está construyendo la historia. La fuerza de las mujeres se muestra como un movimiento imparable, y crucial, a pesar de los diferentes avatares que han de atravesar en cada país, sometido a muy diferentes circunstancias, sobre todo de seguridad, y a la presión de la religión y la costumbre. Mujeres de las dos orillas del Mediterráneo, de origen europeo, árabe e israelí, se reunieron la pasada semana en Jerez, en un diálogo apasionante que contó también con la participación de hombres por la igualdad, porque ellos no pueden permanecer ajenos al cambio.
No hubo lecciones del Norte al Sur, sino un rico intercambio de experiencias, que hace pensar que, pese a los tiempos oscuros que llegan por el auge del islamismo, las mujeres son la resistencia.

También construyen, no muros sino puentes, las mujeres de WomenWage Peace, cuya dirigente, la israelí Orna Ashkenazi, expuso el movimiento surgido del grito ‘¡Basta!’ de las mujeres palestinas e israelíes y proyectó un emocionante vídeo que narraba en el encuentro, musical y fraternal, las marchas compartidas para reclamar la paz en uno de los conflictos más enconados del mundo.
Orna desplegó en los espacios del encuentro su proyecto para crear un gran mural de tela, encadenando fragmentos pintados con mensajes de paz, que unirá Jerusalén y Gaza, en un simbólico camino de entendimiento.


